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GESTIÓN DEL TIEMPO: UNA PRIORIDAD PARA NUESTRO BIENESTAR

Vivimos como pollos sin cabeza, las tareas diarias nos superan y sentimos que no tenemos tiempo para nada. A veces el ocio se entiende como el momento en que llegas a casa, te pones cómodo, coges algo de la nevera y te inyectas a la televisión. Gran día, sin duda, un perfecto ejemplo de “vivir para trabajar” y no “trabajar para vivir”.

Esta situación no sólo se da en el mundo laboral, también cuando se tienen niños da la sensación que tenemos que volar de un sitio para otro, y de una extraescolar a otra (el concepto extraescolar como tiempo en el que el niño hace algo porque me coincide con mi trabajo, lo entiendo, lo de tener a los niños de una actividad a otra, me parece un poco preocupante, especialmente cuando la actividad fundamental del niño es el JUEGO y a veces, no les queda tiempo para precisamente lo que más les va a ayudar en su desarrollo integral).

Volvamos a la sensación de estrés de no me da tiempo para nada. Todos tenemos una tendencia de tener mezcladas todas las tareas que tenemos que realizar, cual armario de adolescente, de esos que abres la puerta y se te cae todo encima. Mezclamos lo prioritario con lo que puede esperar, atendemos al último email como si por ser el último fuera más importante o como forma de quitarnos una tarea de encima, sin analizar y priorizar su urgencia.

Pues bien, hay un pequeño entrenamiento que nos puede ayudar a la gestión de nuestro tiempo, de forma que un buen análisis de la importancia de las tareas, nos pueda ver con claridad qué cosas deben ser hechas hoy y cuáles pueden ser solucionadas mañana. No es “deja para mañana lo que puedas hacer hoy”, es: “haz hoy lo que tengas que hacer incluido ocuparte de tu bienestar personal” (existe, hay gente que lo disfruta y todo).

Este es el ejercicio que os propongo:

¿Qué conseguimos con esto?: organizar “el armario”. Tenemos que analizar cada tarea, y quedarnos sólo con el HOY, de esta manera, reducimos la sensación de estrés y podemos ir haciendo cada cosa con una cierta calma, que en muchas ocasiones supone una mejora en el resultado y un ahorro de tiempo.

¿Y qué hacemos si nos sobra tiempo? (parece una pregunta muy absurda, se supone que todo el mundo sabe qué hacer si le sobra tiempo), pues mi sugerencia es: dedicarlo al cuidado personal, a hacer deporte, pasear, quedar con algún amigo, dar una vuelta, darse un baño caliente con velas y aceites….todas aquellas cosas que parece que pertenecen a otro mundo, pero que si conseguimos realizar una buena gestión de nuestro tiempo, es posible.

En ocasiones la mejor opción es trabajar un poco más, especialmente si la columna B parece la lista de los Reyes Godos, pero, lo principal es: saber priorizar y dejar tiempo para recuperarnos, para recuperar el concepto de “trabajar para vivir”, y poco o mucho, cada día, dedicarnos un poco de tiempo a nosotros mismos, que parece que actuamos como nuestro peor enemigo.