AGORAFOBIA: CUANDO LA MENTE ENGAÑA AL CUERPO

La agorafobia se define como un miedo irracional a sufrir un ataque de pánico ante determinadas situaciones, algo que llega a obsesionar de tal forma a la persona que tan sólo con pensarlo puede sufrir los síntomas somáticos que acompañan a su miedo (mareos, ganas de vomitar, parestesias, sudoración, taquicardia, etc).

El tratamiento puede resultar complicado porque hay que trabajar con síntomas físicos, además de los pensamientos catastrofistas y vencer las resistencias del paciente a exponerse (base de la  mejoría), porque, lógicamente el miedo actúa como un repelente de la situación.

Es usual que los pacientes agorafóbicos se centren en los síntomas de la agorafobia, pero hay que tener en cuenta que los síntomas son la expresión de la agorafobia, no la causa: se tiene fiebre cuando hay infección de garganta, no infección de garganta cuando se tiene fiebre.

Por ello el primer trabajo en psicoterapia es centrar al paciente en la causa de su agorafobia y no en las consecuencias. Se trabaja la consecuencia, pero se cura cuando se desarma la causa.

Estas son algunas de las técnicas con las que se trabaja la Agorafobia:

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