QUÉ ES LA ASERTIVIDAD. ¿POR QUÉ YO NO SOY ASERTIVO?

QUÉ ES SER ASERTIVO

La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular por los demás.

Los comportamientos asertivos suponen saber defender las propias necesidades frente a las exigencias de los demás, sin llegar a utilizar comportamientos agresivos o violentos.

La asertividad es el punto medio entre los comportamientos inhibidos propios de las personas tímidas o inseguras y los comportamientos violentos propios de personas agresivas y egoístas.

la asertividad está en el punto medio entre pasividad y agresividad

Ejemplo. alguien le pide el coche a otro que no desea prestarlo.

Forma inhibida: bueno.....te lo presto.....

Forma agresiva: no me da la gana prestártelo

Forma asertiva: lo siento, pero no acostumbro a prestarlo

La persona inhibida y sumisa no defiende sus propios derechos, respeta a los demás, pero no se respeta a sí misma. Sus esquemas mentales son del tipo: “lo que yo piense o sienta no importa. Importa lo que tu pienses o sientas”. “Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo” “si digo lo que pienso se molestarán conmigo”.

Está desarrollando el “síndrome del impostor”. Sus sentimientos suelen ser frecuentemente de frustración, impotencia, culpabilidad y baja autoestima, ansiedad y temor.

Sus comportamientos son inseguros: vacilaciones, bajo volumen de voz, bloqueos y silencios. Con frecuencia tiene quejas no manifestadas hacia los demás del tipo: “X es egoísta y se aprovecha de mi”.

Cuando ya no puede más puede experimentar “explosiones” agresivas bastante incontroladas resultando de la acumulación de tensiones.

La persona agresiva defiende sus derechos de forma excesiva, no respetando a los demás y frecuentemente generando conflictos por este hecho. Carece de habilidades para relacionarse con la debida sensibilidad o empatía. Sus esquemas mentales son del tipo “si no soy fuerte los demás se aprovecharán de mí”, “lo importante es conseguir lo que yo quiera”, “hay gente mala y vil que merece ser castigada”.

Sus sentimientos suelen ser de enfado, sentimiento de injusticia, soledad y abandono, baja autoestima, frustración y falta de control sus comportamientos son agresivos y retadores: contacto ocular desafiante, cara tensa, tono de voz elevado, interrupciones y habla tajante.

La persona asertiva sabe respetar a los demás sin dejar de respetarse a si misma. No pretende entrar en el esquema de ganar o perder en la relación con los demás sino en ¿cómo podemos llegar a un acuerdo favorable a ambos? Su manera de pensar es más racional, actuando de forma más adaptativa a su vida y circunstancias.

Sus sentimientos son más estables y controlados que los de las personas inhibidas o agresivas y derivado de todo esto su sentido de autonomía, autosuficiencia y autoestima es elevado.

Dicho todo esto podemos decir que no podemos clasificarnos en cada uno de estos tres tipos de personas. Todos tenemos en mayor o menor proporción algo de cada tipo. Pero lo que nos interesa es aumentar nuestro nivel de asertividad en detrimento de los otros tipos.

¿POR QUÉ NO SOY ASERTIVO?

Estas son algunas causas de no haber desarrollado una asertividad adecuada:

Los padres o cuidadores han castigado o censurado los comportamientos asertivos del niño

Los padres no han castigado o censurado los comportamientos asertivos, pero tampoco han reforzado los avances en asertividad del niño

  • La persona no ha aprendido a reconocer las señales de valoración de los demás por sus comportamientos asertivos (las sonrisas, gestos de simpatía o aprobación), por lo que no reconocerá el valor de desarrollar la asertividad

  • La persona obtiene más refuerzos con conductas sumisas, tal es el caso de la persona tímida y complaciente que obtiene:

  • El apoyo, la atención y la protección de los demás

  • La consideración y aprobación (bueno, responsable, admirable)

  • La persona obtiene más refuerzos con conductas agresivas, que consigue:

    • La atención de los demás

    • El sentir la satisfacción de ser superior a los demás

    • Conseguir lo que quiere

  • La persona no ha desarrollado habilidades sociales, con lo que tiene dificultades para identificar el comportamiento adecuado en cada situación

  • La persona no conoce o rechaza sus derechos, ya que le han enseñado valores erróneos como: "lo importante es llegar, no importa cómo; es vergonzoso cometer errores; hay que tener la respuesta adecuada a cada momento; es horrible mostrarse débil o inseguro

LA COHERENCIA PERSONAL. HABLANDO DE HABILIDADES SOCIALES

Hablamos de ASERTIVIDAD como una competencia social básica, una de las llamadas "habilidades sociales".

Esta habilidad, que a veces resulta tan complicada llevar a la práctica, debe ser entrenada y manejada a la perfección para conseguir que cada persona se sienta a gusto en su propia piel.

La mejor forma de explicar el concepto es mediante un ejemplo: estás en la barra de chiringuito veraniego y te toca pedir: se te cuelan (no uno, los que sean necesarios). En ese momento eres incapaz de decir: "me tocaba a mi" y sientes la impotencia, la cobardía de no ser capaz de expresar tu derecho.

Esto supondría una PASIVIDAD ante tus derechos.

La asertividad se mueve en un continuo en el que puedes perfectamente situarte:

 

Las personas pasivas son incapaces de expresar sus derechos y necesidades, ante peticiones o situaciones con las que no están conformes, se resignan y ceden. Esta situación tiene una clara consecuencia: por una parte su propia autoestima se resiente al sentirse incapaces de expresar sus deseos, sienten rabia por tener que ceder ante situaciones que no les agradan y se sienten inferiores a los demás "que siempre se salen con la suya". Por otra parte, suelen generar rencor interno hacia los que están "tomando ventaja sobre ellos". 

El pasivo suele ser pasivo y dócil, pero sus reacciones, cuando deciden no ceder a una presión suelen ser absolutamente, y probablemente sucedan en el momento menos adecuado.

En el extremo opuesto tenemos a los AGRESIVOS: ellos por delante, siempre, exigen, imponen y no ceden. Creen que los derechos de los demás están supeditados a los suyos propios y no tienen en consideración los deseos ni necesidades de los demás. A veces da la sensación de que no reparan en que las personas tienen sus propias necesidades.

El punto óptimo es la asertividad, que a mi me gusta definirla como "coherencia interna": no es siempre blanco ni siempre es negro, no hay que pensar que todo el mundo abusa y negarles cualquier petición, ni pretender que todos se plieguen a nuestras necesidades ofendiéndonos si no lo hacen.

Una persona ASERTIVA es capaz de expresar una negativa de forma serena y sosegada, exponiendo sus razones y no sintiéndose culpable por ello.

Un entrenamiento en asertividad enseña a la persona a dar respuestas adaptadas, lo que mejora su nivel de autoconfianza y le hace sentirse mejor consigo mismo, no acumulando rencor hacia los demás.