Hay personas que piensan que en las relaciones personales lo que dan es lo que TIENEN que recibir.
El hecho de no recibir lo mismo que han dado les genera una sensación de resentimiento y de rabia pensando que el otro no le ha devuelto exactamente lo que él le ha dado puede llevar a baja autoestima.
Esto se produce también con frecuencia en personas pasivo-agresivas: dan mucho esperando el reconocimiento, ser consideradas buenas personas/amigas, etc. sin tener en consideración que la persona que da lo tiene que hacer por iniciativa propia, sin esperar contraprestaciones.
“Yo te doy, tu me das” sustenta una vida de comparaciones, listas de agravios, enfados por el que no estuvo tan a la altura como la persona lo estuvo en determinadas ocasiones.
Estas personas jamás son plenamente felices al no tener la iniciativa de hacer las cosas como un sentimiento, sin esperar contraprestación o el mismo trato.
Cuando algún paciente se queja amargamente de alguna persona “que no ha estado a la altura” por no comportarse igual que él/ella en un momento similar del pasado, siempre les hago una comparación:
“Imagina que tu eres un naranjo espléndido, lleno de frutos, y tu amigo es un limonero pequeño y con pocos limones. Tú le das 50 naranjas de las 500 que tienes, él te da 1 limón de los 3 que tiene”. ¿Quién ha sido más generoso?
Por otra parte si yo soy un naranjo y doy naranjas, no puedo exigir a un limonero que me de naranjas, porque es imposible. Esto nos hace visualizar mejor las diferencias individuales de las personas.
Las hay de llamar mucho, de estar muy pendientes, de ofrecerse a todo, de estar las primeras y otras personas no tienen ese perfil porque son más independientes, porque no son de contacto tan intenso por tiempo, por su propia forma de ser, por multitud de circunstancias.
¿Quien es mejor, quien es peor? Preferís la persona siempre pendiente de preguntar, interesarse, estar y que luego toma nota y se siente resentida si no recibe exactamente la misma cantidad y calidad de trato o la persona que no está tan pendiente pero que cuando lo hace es por interés real y no por quedar bien?
Aceptar a las personas como son, con sus virtudes y sus defectos, nos hace descubrir que el pobre limonero que nos da casi todo lo que tiene, y si no da más es porque no hay, da un fruto delicioso, tal vez el naranjo pueda ir repartiendo sus frutos y sean algo insípidos.
En las relaciones personales dar no es trueque, es un acto de cariño que tiene que salir del corazón y no del famoso “bien queda”.
Las personas con una buena autoestima y un estilo asertivo de comunicación no están pendientes de las devoluciones de las muestras de afecto. Se sienten libres de dar lo que tienen cuando les parece oportuno, dejando que la otra persona, si no está conforme se aleje.
Por otra parte hay personas que en determinados momentos necesitan silencio, soledad, para superar determinadas situaciones delicadas de sus vidas. Ser conscientes de sus necesidades y respetarlas, en vez de abrumarlas ofreciendo lo que no han pedido ni necesitan es un acto de mayor generosidad.
Un buen amigo es aquel que si le llamas diciendo que tienes un cadáver en el maletero, te pregunta si tienes pala de cavar o la lleva él. A veces tan sólo esto es suficiente.
La amistad, las relaciones personales, no se pueden basar en una tabla de excel con el debe y el haber de lo dado y recibido.