Resiliencia es la capacidad de superar las adversidades. A veces conseguir ser resiliente requiere herramientas terapéuticas
Leer másAFRONTAMIENTO DE LA VUELTA AL TRABAJO: "EL DRAMA DE SEPTIEMBRE"
Lo nuestro es quejarnos, lo tengo comprobado.
Ayer estaba cenando con mi hijo en una terraza y asistía a una de las situaciones cotidianas de todos los veranos: “las cenas de reencuentro”. Aquí los besos son más largos, las palmadas en la espalda más fuertes y el buen rollito se palpa. Obviamente a la gente le gusta reencontrarse con los amigos. La tipología del reencuentro está en el veraneante de playa nacional (moreno a tope, aunque haya ido cuatro días a la playa), tostado y pelo descuidado (vacaciones exóticas, probablemente en Bali, Vietnam, etc, que es como haber ido a Eurodisney hace 20 años: un imprescindible), y el que pone cara de sufrimiento porque ha pasado el verano trabajando, ése es nuestro ídolo: el listo. Al que todavía le queda disfrutar, más barato, siendo el centro único de las envidias “cuando lo cuente” y que se ha pasado un veranito sin tener que esperar ni cinco minutos para que le den mesa en el restaurante.
Cada vez se toman menos días de vacaciones, pocos son los que disfrutan del mes completo (bueno, y los maestros, que no son envidiables en absoluto, porque un mes de vacaciones y volver a un trabajo “civilizado” no es lo mismo que ponerte el traje de domador y conseguir poner un poco de orden en unos niños, que como niños que son, han olvidado la rutina completamente. Les dan una semana de trabajo sin niños: un equipo psicológico full time les daba yo, las cosas como son.
La gente se va 15 días de vacaciones y yo escucho con auténtico estupor su drama de la vuelta al trabajo. ¿en serio? Yo lo que no entiendo es cómo aguantan trabajando todo el año. De repente se han alterado sus ritmos circadianos, se quejan de la cantidad de trabajo, de volver tarde a casa, de las rutinas, los atascos que se chuparán…como si fuera algo mucho más espantoso de lo que fue en el pasado, y sin embargo, en las charlas de fines de semana durante el invierno la gente está tan normal, sin estos dramas extremos.
Volver a las cosas que no nos gustan: madrugones, imposiciones, problemas, prisas, estrés, es sin duda alguna un fastidio, pero fastidio no es drama. Claro que es mejor la terracita, el chapuzón y el helado sin prisas, pero es justamente el valor de ese tiempo lo que da sentido a la vida como tal: la alternancia entre el esfuerzo y el reposo.
Lo que nos decimos a nosotros mismos dirige nuestra actitud: si vamos como corderos degollados, totalmente atentos “a lo malo” de volver, la vuelta al trabajo se volverá insoportable.
Los hay que realmente lo sufren como un drama porque es un drama. Pero el drama lo tienen también en invierno. Tal vez una búsqueda activa de nuevo trabajo, un replanteamiento de las condiciones laborales, nuevas actividades en invierno que rompan la rutina y hagan más llevadero el día a día, sean necesarias para estas personas.
Por lo tanto, sí: quejémonos, el único deporte que todos practicamos fantasticamente, pero también seamos realistas respecto a que un exceso de angustia ante la vuelta al trabajo está indicando problemas que dejamos sin resolver antes de irnos: trabajadores quemados, falta de motivación, problemas de relaciones con compañeros, una actitud poco proactiva… un asco absoluto hacia lo que estamos desarrollando. Todo cabe, pero si la vuelta al trabajo es un auténtico drama, del de dormir mal tres días antes, piensa que no es por lo bien que lo pasaste en vacaciones, que utilizaste la desconexión para aparcar el problema, y el problema está ahí, acogiéndote amoroso para seguir dándote un año de calvario porque algo no estás haciendo bien.
A todos los que habéis disfrutado de las vacaciones: por favor: no enseñeis más de diez fotos, no contéis más de diez anécdotas. Las vacaciones se están convirtiendo en el momento post-boda del amigo que te invitaba a ver el video de la boda y tu le preguntabas a tu pareja si habría bebidas fuertes o ya salías de casa con cuatro tequilas para anestesiar el momento.
Haced de este inicio una oportunidad de disfrutar del trabajo, y si esto no es posible (hay trabajos indisfrutables), montaros el plan B de vivir cuando se sale de hacer eso que buenamente te toca hacer para llenar la nevera.
No vivas la vuelta como un drama. Ya queda un día menos para las próximas aventuras: habrá que trabajar para ir ahorrando y poder igualar o superar lo de este año.
NEGATIVIDAD: ESA FORMA DE VIVIR SUFRIENDO
Existen personas que se definen como pesimistas o negativas, lo consideran un rasgo de su personalidad inalterable y viven con ello, como si de una pesada carga se tratara.
La forma que tenemos de enfrentarnos a la vida depende de muchos factores: personalidad, apoyo psicosocial, bienestar laboral, culminación de proyectos personales, etc, pero bien es cierto que la posibilidad de llegar a tener una vida placentera o poder actuar con resilencia (venirse arriba ante las adversidades) viene mediado por las cogniciones, por las expectativas que tenemos respecto a las posibilidades de tener éxito en aquello que emprendemos.
Hay personas negativas y personas que se hacen negativas por el aprendizaje (modelado) en la infancia, con un padre o una madre depresivo o frustrado que ha ido dando mensajes negativos a sus hijos hasta hacerlos ver el mundo como una botella medio vacía.
Las personas negativas son reacias a pensar en una posibilidad de cambio de mentalidad (claro, por eso son negativas), y siempre focalizan su atención hacia aquellas situaciones de fracaso en el pasado, incluso cuando algo sea globalmente bueno, prestarán atención a los aspectos negativos de cada cuestión convirtiendo la parte en el todo y dotándoles de un sesgo negativo.
Son personas con dificultades para emprender acciones, y piensan que todo va a salir mal. Ante una situación que se vaya a producir en el futuro, se preparan para que ocurra algo malo, y si luego no sucede se alivian porque no salió mal. Sí, señores, tal como suena: piensan en una desgracia futura y la sufren y encima cuando no ocurre en vez de pensar “ya me vale con mis pensamientos”, se alivian por la no ocurrencia.
Alguien podía pensar que la experiencia de que todo aquello malo que han pronosticado les podría ayudar a cambiar, pero no, lo bueno se olvida pronto, lo malo se clava como un puñal en la memoria.
Pasar por la vida con estos pensamientos es el famoso “valle de lágrimas” ese del que tanto nos han hablado. Y sí, la vida tiene lágrimas (a raudales), pero no todos los días, sólo algunos, mientras que el resto tenemos calma chicha o arco iris de todos los colores (que el negativo no verá o considerará que para qué alegrarse si está a punto de llover).
Afortunadamente la psicología positiva se ha preocupado muchísimo de este estilo de pensamientos, y desde la psicología cognitivo-conductual se desarrollan programas para modificar los sesgos del pensamiento, entrenando a la persona a ampliar la visión de la realidad incorporándole toda la paleta de colores.
Es una terapia sencilla, aunque en principio puede resultar frustrante para la persona negativa que siempre ha pensado de forma inamovible en negro. Se necesita de un entrenamiento para ir modificando la forma de pensar hasta que la persona utilice el pensamiento racional a la hora de plantearse situaciones del presente y del futuro.
Las ventajas para la persona negativa son evidentes. Vivir en multicolor y no en monocromo nos hace percibir una realidad más rica en posibilidades, menos amenazante, nos dota de la capacidad de afrontar con confianza las situaciones adversas que nos vayan surgiendo y nos regalan la esperanza.
"SUEÑA, PEQUEÑA, SUEÑA".... DE LA MÚSICA Y LAS EMOCIONES
Hay muchas personas que ponen banda sonora a su vida, escuchan música según su estado emocional, y esto produce una retroalimentación: si estamos tristes y escuchamos música triste nos instauramos en esta emoción, si estamos animados, escuchamos música con más ritmo y aumentamos nuestra activación y aparecen emociones positivas.
La música a muchos les acompaña, como un eco de sus propios sentimientos.
Sin embargo siempre podemos realizar la operación inversa: experimentar emociones diferentes a través de la música, consiguiendo calmarnos, reflexionar o en ocasiones sentir una pizca de esperanza.
Con el avance tecnológico tenemos acceso a videos musicales, en ocasiones verdaderas obras de arte (y otras horteradas como la copa de un pino), pero en cualquier caso, la unión de una imagen y un sonido puede potenciar el efecto emocional que nos produce verlo.
Os invito a ver un vídeo. Es de un genio de la expresión de emociones, una persona capaz de mover sentimientos y conectar con cada una de las personas que les escucha (es un maestro de la teoría de la mente).
Por favor, mirad la expresión de las personas, todas muy diferentes, y sin embargo todas con la misma expresión en los ojos. El sentimiento aflora en este vídeo, mucho más allá de lo que dice. Es la expresión universal de una emoción: esperanza. Podéis ver lo que es la retroalimentación del espíritu, como cada persona hace suya la melodía, no veréis ni una pizca de maldad en esos rostros, no mientras suena esta canción.
Veréis parejas maduras, niños, chicos buenos y chicos malos, sonrisas, recogimiento, lágrimas, alegría...
La canción solamente nos invita a soñar. Espero que disfrutéis de la experiencia, y podáis sentir en vuestro interior esa caricia que se llama esperanza.
IDEAS OBSESIVAS: CUANDO SE ENTRA EN BUCLE
Al hablar de ideas obsesivas no nos estamos refiriendo en este caso a un TOC, es algo más sencillo: se nos mete algo entre ceja y ceja y no podemos parar de darle vueltas.
Pueden ser situaciones personales o laborales, relaciones afectivas o dificultades con algún miembro de la familia política.
La persona se empieza a obsesionar con una idea y ésta se hace central en su vida, lo contamina todo, su vida, sus actos, sus acciones vienen determinadas por la idea obsesiva que les marca y les amarga la existencia.
La persona que está pasando por una situación de obsesión, a menudo ha pasado previamente por una situación en la que se ha sentido injustamente tratada y no ha podido defenderse, o es una situación que ha ido in crescendo, haciendo que cada cosa que haga o diga la persona con la que tiene una manía obsesiva la interprete como una ofensa personal.
Entrar en ese bucle supone perderse todo lo demás que conforma la vida y no poder disfrutarlo, es como descartar cualquier situación agradable porque no podemos apreciarla, sólo vivimos pensando en aquello que nos obsesiona y consume.
Es imposible dejar de lado el pensamiento, girando y girando en nuestra cabeza, consumiendo días, semanas, meses.. y produciendo un deterioro en nuestro estado anímico y nuestras relaciones con el resto de las personas.
Salir de una obsesión supone la identificación de aquello que hemos considerado en principio una afrenta, re-evaluándolo en términos objetivos, midiendo en términos de coste-beneficio lo que realmente nos supone esa obsesión en nuestra vida, para posteriormente trabajar el modo de ir reduciendo su peso emocional y aprendiendo a manejar la situación identificando los momentos en los que estamos atribuyendo un ataque a situaciones que en otras ocasiones o viniendo de otras personas, no le daríamos importancia.
Cuando estamos obsesionados con algo o alguien en términos negativos, focalizamos toda nuestra atención hacia sus actos y dejamos de vivir para centrarnos en acechar.
La persona obsesionada sufre, su entorno sufre y, desgraciadamente en la mayoría de los casos, la única forma de salir de esta situación es mediante la aplicación de técnicas cognitivo-conductuales (terapia psicológica) que enseñen al paciente los pasos adecuados para conseguir el cambio:
identificación- re-evaluación - acción
Si estás “consumido” por alguna idea obsesiva, no pierdas ni un segundo más de TU vida, tienes que sacarlo de la cabeza, tienes que romper el bucle porque estás dando vueltas como un hamster en su rueda, algo cansado y estéril.
Y EL CORAZÓN ME ARDE
Hoy he bajado la basura.
En la entrada estaban mis dos perretes durmiendo y me han mirado con adoración (o ganas de que les saque, quiero pensar lo primero) y de golpe he sentido que el corazón me ardía.
He pasado (o estoy en ello) pasando una experiencia vital dura, de esas que te enfrentan a toda tu vida y te hacen pensar, pero yo reconozco que tengo el extraño vicio de transformar toda emoción o cosa que me sucede en cómo ayudar a mis pacientes, como extrapolar cada experiencia.
Que te arda el corazón es la experiencia más bella que he experimentado, quitando tema nacimiento de niños y poquito más.
El corazón arde cuando la emoción te embarga, y eso no depende de nadie, depende de ti. El corazón no arde por alguien, el corazón arde de las propias emociones, de la propia plenitud de percibir un momento con toda su magnitud: los ojos de tus perros diciéndote tanto sin decirte nada, la sonrisa de una persona cuando le sujetas una puerta, arde con un café escuchando una canción, arde con unas sábanas limpias…
Esperamos que la felicidad y la plenitud nos venga de fuera, y no pensamos que tal vez, hay muchas formas de permitir que nuestro corazón, nuestros sentidos, vibren ante cosas a las que no prestamos atención.
Deja que tu corazón arda de amor de la mañana a la noche, por todo, por todos, por cosas grandes y pequeñas, por sonidos, sensaciones, pequeños momentos, pequeños mimos, ante grandes amores o simplemente mirándote al espejo y sonriéndote a ti mismo.
El corazón te debe arder siempre, y cuando no lo haga, ven, “si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos”, vamos a encender esa llama para que vuelvas a sentir llamas dentro de ti.
REDES SOCIALES: ENTRE EL YO IDEAL Y EL YO REAL
La era tecnológica y la irrupción con fuerza de las redes sociales ha creado cambios sociales y nuevas formas de comunicación e interacción personal.
Este cambio social también está produciendo cambios psicológicos en las personas, dando lugar a nuevos desajustes que por el momento pueden pasar desapercibidos, pero cada día se van haciendo más patentes.
Estamos "desdoblando” nuestra personalidad, construyendo una imagen idílica completamente alejada de la realidad. Las fotos que colgamos no son las del careto mañanero, es la mejor entre 300 fotos, visitamos sitios y en vez de mirarlos con los ojos, buscamos el mejor plano para la foto, para colgarla en las redes.
Tenemos sed de ser populares a través de una imagen que se aleja del ser humano real, de nuestra propia identidad.
Parece que nuestra vida son todo sonrisas, fiestas, lugares paradisíacos, grupos numerosos que muestran a personas con una vida maravillosa.
Las personas no se toman un cafe y se cuentan los problemas, en muchos casos las redes de contactos sociales hacen el trabajo natural y humano de conocer gente.
El problema con esta tendencia es la pérdida de nuestra facultad para reforzar nuestra autoestima de forma natural, siendo como somos, con lo bueno y lo malo.
Empezamos a perder seguridad en nosotros mismos en el “face to face”, sin tiempo para preparar la frase cool o poner la pose perfecta, lo que lleva al aislamiento de la persona por miedo a su auténtico yo, al que empieza a subestimar como peor del yo inventado.
Se empieza a notar en la consulta un incremento de problemática a este respecto, una falta de habilidades sociales, de dificultades de comunicación en diálogo, de inseguridad ante su imagen personal.
Es como si estuviéramos creando un nuevo tipo de trastorno de ansiedad social, basado en una inseguridad por no poder acercarse a ese yo ideal vendido al exterior. Como resultado de esta inseguridad en el contacto real, las personas se autoanalizan antes de hablar, y normalmente el juicio que realizan de ellos mismos se basa en un sesgo negativo: siempre pierden ante ese personaje que ellos mismos se han construido alejándose de su propia realidad.
En estos casos el aislamiento social se vuelve patente y aparecen problemas serios de inseguridad, falta de autoestima y en algunos casos depresión.
La intervención en estos casos se hace necesario, trabajando un acercamiento entre el yo ideal y el yo real, modificando las creencias erróneas sobre lo que se supone que hay que ser, hacer o tener para ser aceptado socialmente y ayudando a la persona a incrementar su autoestima, autoaceptación y la idea nuclear de que si no se considera un igual, si siente que tiene que fingir , exagerar, modificar algo de su vida, está viviendo una historia difícil de mantener en el tiempo y que al final, el camino hacia la paz interior, hacia la seguridad y la satisfacción, se encuentra justamente en ser uno mismo, en la autenticidad.
¿14 DE FEBRERO SIN PAREJA? IGUAL HASTA ES PARA CELEBRARLO
Llega el día más cursi del año, y menos mal que no estamos en EEUU, eso ya es sobredosis de corazones y tarjetitas proclamando un amor que en muchas ocasiones tiene más valor que el ramo de flores que se compra.
Que exista un dia de los enamorados es algo demasiado absurdo e impostado, y hacer un regalo en este día es una forma de comercializar con los sentimientos que a mi me parece repelente.
¿Quieres celebrar el Día de los Enamorados? tienes 365 días al año para no refunfuñar por bajar la basura, para tener un gesto de complicidad con tu pareja, para preparar sorpresas y tener detalles que reflejen la calidad de tu amor.
El amor se cuida cada día, y el Día de los Enamorados es todos y cada uno de los días que te levantas pensando en esa persona especial que te impulsa a ser mejor persona. El amor es perder el egoísmo para intentar satisfacer e ilusionar a la otra persona, aunque en realidad es también un acto de egoísmo, porque su felicidad alimenta la nuestra.
Yo no conozco procesos como estos que se reactiven una vez al año, ni creo que esperar el regalo en el día que hay que hacerlo porque así esté estipulado sea precisamente reforzante para el amor: el amor es sorprender, nunca debe ser imposición de nada.
Y después de esto tenemos a los que hoy no tienen pareja. En personas que acaban de dejar una relación, los mecanismos cognitivos que se despiertan tienen que ver con sentimientos de fracaso, frustración, búsqueda de los momentos felices pasados (ignorando los malos momentos), y sensación de ser "un perdedor". Para esos casos en los que la pérdida de relación es reciente, o aquellos que están obsesionados con la búsqueda de pareja como si fuera el santo grial, el día es malo, muy malo. Es como si pensamientos erróneos poblaran su mente sin poder reevaluar una situación de una forma más global.
Estar enamorado no siempre es tener pareja. Hay un tipo de enamoramiento más duradero: el amor por la vida, por las sorpresas que nos da, por los disgustos que nos da a veces, por la cantidad de cosas que pasan a nuestro alrededor y que pueden producir emociones poderosas. La capacidad de valorar nuestra vida, lo que hacemos, lo que somos, luchar por nuestra felicidad y sentirnos satisfechos de lo que vamos consiguiendo es un síntoma de enamoramiento de la vida, de querernos a nosotros mismos (que a fin de cuentas, con la única persona que acabarás tus días es contigo mismo).
El amor romántico no es el único tipo de amor que existe. El amor de mariposas en el estómago dura dos años, luego puedo surgir otro amor más pleno y duradero o que la situación derive a otras relaciones más sanas o más tóxicas, depende en gran medida del amor que nos tengamos a nosotros mismos, de nuestro sentido de valía personal y de dignidad.
Si no tienes pareja, ademas de lo que te vas a ahorrar, celebra todos los días el Día de los Enamorados, buscando tu propia felicidad (que si es bendecida con una pareja, pues muchísimo mejor). Si estás enamorado, celebra igualmente este y todos los días. El ramo de flores está bien, pero si es inesperado mucho mejor. El beso, el traer una manta para que la otra persona no se enfríe es también celebrar el dia de los Enamorados.
Celebra 365 días al año este día....que cada día tenga su afán
UN POEMA PARA LOS QUE VIVEN EN EL FUTURO IGNORANDO EL PRESENTE →
las metas personales son importantes pero no hay que dejar de lado el dia a dia porque en el presente se encuentra nuestra posibilidad de crecimiento personal
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