CÓMO SE SIENTE UNA PERSONA DEPRIMIDA

Cuando una persona se encuentra ante una "bajada del estado de ánimo", es necesario diferenciar entre un momento puntual de tristeza o un cuadro depresivo.

Sentimientos de una persona deprimida

La persona deprimida siente cansancio, físico e intelectual, no tiene energía ni se siente capaz de enfrentarse a tareas cotidianas que antes podía realizar normalmente, y le da miedo tomar cualquier tipo de decisión: se siente insegura y con miedo ante un mundo que considera hostil.

Los pensamientos que le invaden son de corte negativo. Focalizan su atención hacia la parte negativa de sus problemas o de las situaciones, siendo incapaces de buscar un pensamiento racional, ya no es cuestión de "blancos o negros" es cuestión de verlo siempre negro. Estos pensamientos negativos propios de la depresión producen emociones como tristeza, frustración, impotencia... que minan más a la persona que cada vez se siente más incapaz de afrontar sus problemas.

La depresión inmoviliza, y normalmente las personas del entorno animan a la persona deprimida a continuar con su vida, a estar más activa. La incapacidad que presenta, la dificultad que supone cualquier mínimo esfuerzo, supone para el paciente un sentimiento de culpa permanente.

La persona deprimida siempre está pensando en sus problemas. Los ve imposibles de superar y se van haciendo cada vez más grandes, y requieren más tiempo para pensar sobre todo lo malo de la vida: la inmovilidad, que en muchos casos se traduce en pasar mucho tiempo en cama o en un sofá, dejando de lado cualquier actividad antes agradable, supone estar "machacándose" con la situación, y continuar bajando en espiral por el estado deprimido.

Muchas veces los pacientes deprimidos quieren pasar mucho tiempo durmiendo: es la forma de no pensar, de no sufrir...y de no afrontar la situación.

La persona se aísla del entorno, nada le interesa y quiere estar a solas con sus problemas.

Es frecuente que aparezcan crisis de llanto y sentimientos de baja capacidad personal.

Te llevamos navegando a la página de DEPRESIÓN

DEPRESIÓN EN LA TERCERA EDAD VS DEPRESIÓN VIDA ADULTA

La depresión en la tercera edad difiere de la depresión que puede aparecer en la edad adulta, tanto en los pensamientos como en las conductas asociadas al problema.

Evidentemente las preocupaciones que pueden llevar a una persona a caer en una depresión en las diferentes etapas de la vida, suelen ser diferentes, pero en los ancianos hay que tener muy presente que las QUEJAS SOMÁTICAS y la FALTA DE PERSPECTIVAS (como un abandono, una falta de lucha por el día a día), hacen que las características sean muy diferentes, asi como, lógicamente, el tratamiento psicologico que se puede implementar.

En términos generales, en la tercera edad se suele presentar:

Te llevamos navegando a la Página de Psicología de la Tercera Edad

SALA DE LECTURA

〰️

SALA DE LECTURA 〰️

TRASTORNO ADAPTATIVO: DIFICULTAD PARA ENCAJAR REVESES DE LA VIDA

El trastorno adaptativo se basa en la incapacidad de la persona a superar un suceso de su vida que le ha marcado negativamente.

Un divorcio, el desempleo, enfermedad grave de un familiar, ruptura con el grupo de amigos... son innumerables las causas por las que una persona se puede llegar a enfrentar a este serio problema.

Cursa con síntomas de ansiedad y depresión, y la persona que lo padece se centra en este problema, se ancla en el suceso siendo incapaz de continuar hacia adelante.

El abordaje terapéutico se centra en reprocesar la situación traumática que ha hecho que la persona entre en este estado, y a partir de ahí, buscando soluciones, o aceptando las situaciones acaecidas, empezar a construir un presente y un futuro que pueda "desanclar" a la persona del momento que le ha llevado a esta situación.

La intensidad de los síntomas de ansiedad y depresión varían de una persona a otra y no existe una prevalencia entre uno y otro, ya que se terminan retroalimentando.

 

Te llevamos navegando a la página de DEPRESIÓN

DUELO: SEGUIR VIVIENDO, ESTA VEZ EN SOLITARIO

El duelo por la muerte de un ser querido es una experiencia devastadora, no sólo por la pérdida del compañero/a, sino también por la desestructuración en la vida de la persona, que muchas veces se siente incapaz de seguir adelante.

Es bastante frecuente la experiencia de mujeres/hombres que se quedan viudos/as y no saben reorganizar su vida en solitario.  En estos casos los hijos, con toda su buena voluntad de ayudar a superar el drama, acogen a la persona que se ha quedado sola pensando que es lo mejor para ellos. Pero, ¿realmente lo es?

La persona que se ha quedado viuda tiene que superar sus primeros momentos de dolor, en fases que más o menos siempre se repiten, y desgraciadamente van a soportar la soledad y la ausencia, sin embargo, estas personas si no son mayores ni dependientes, deben buscar una nueva forma de vida que pueda ayudarles a encontrar vías de ocio y socialización.

Si se refugian en la casa de los hijos, probablemente adoptarán un rol de dependencia y será más difícil que intenten buscar una autonomía personal.

Esta situación no es buena para ellos, y a la larga tampoco los hijos, porque puede suponer una fuente de disputas en la convivencia con su pareja.

Animarles a que se apunten a actividades, a grupos sociales de mayores, que acudan a excursiones, que vayan a pasear al parque o que frecuenten a sus amistades, les hará descubrir un mundo en el que se puede disfrutar, a pesar de la pérdida irreparable que han tenido.

Obviamente, hay que respetar las fases del duelo, pero permitir que una persona se estanque en una de ellas, lo hará patológico y toda la familia se verá envuelta en patrones de relación que no son son sanos y pueden resultar fuente de tensiones al perder la autonomía y sentirse culpable cuando se realizan actividades dejando a la persona viuda "de lado". 

Tras el duelo hay que aprender a vivir en solitario

La mayor necesidad de ayuda al viudo o viuda será en las dos primeras etapas, y hay que evitar que caiga en la de retraimiento, una vez que es consciente de la pérdida hay que alentarle a que realice actividades o comience a tener una vida que le produzca satisfacciones y le haga evitar el aislamiento o la dependencia respecto a sus familiares. 

Te llevamos navegando a la Página de DUELO