Las personas con Asperger tienen serias dificultades con las Habilidades Sociales, pudiendo resultar inadecuadas para otras personas que no conocen sus características.
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Vuélvete loco!!!!
Cuando nuestro estado de ánimo está bajo, tenemos que tirar de resiliencia. Dentro de nosotros está el poder de la sonrisa para superar las situaciones adversas de la vida
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PUNTOS DE UN PROGRAMA PSICOLÓGICO PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA
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Cuando una persona decide zanjar una relación, no nos engañemos, no es fruto de un impulso o de un capricho (habría que diferenciar de los dañinos “calentones” con amenaza incluida, que no son sanos ni responsables).
Una persona toma la decisión de abandonar la relación tras muchos intentos de cambiar las cosas, de hacer ver a la otra persona que no es feliz, que las cosas no marchan bien, que se está produciendo una distancia.
Sin embargo hay quien no toma en cuenta estas advertencias, son como los futbolistas, que tras veinticinco advertencias les pitan la roja y todavía se muestran incrédulos.
Las personas que no toman en cuenta los avisos de que las cosas van mal ni hacen nada por mejorarlas, simplemente no están considerando la posibilidad de que la ruptura se produzca.
Ellos/ellas han conseguido establecer en la relación una zona de confort a medida de sus necesidades, y tampoco están dispuestas a los esfuerzos, se sienten tan cómodos que piensan que nadie rompería una situación así.
A veces ni se plantean si el amor perdura, si la relación es gratificante, si era esto lo que desearon: la rutina les resulta segura y se autoconvencen de que ésta es la vida que siempre quisieron tener.
Pero la relación es de dos, y si la balanza se desequilibra, se produce el temido momento del “te dejo”.
Aquellas personas que han hecho caso omiso a que algo no iba bien, han adoptado la técnica de la avestruz que esconde la cabeza: no han querido darse cuenta, no han querido escuchar y no han querido solucionar los problemas, y ahora viene el momento delicado: el llanto y el crujir de dientes.
El miembro de la pareja que ha decidido acabar con todo lleva un proceso de desgaste en el que a pesar de sus intentos de que las cosas funcionen ha sentido impotencia, frustración y en muchos casos rencor.
No es que quieran el mal de la otra persona: simplemente necesitan con desesperación aire fresco, sentirse escuchados, comprendidos, apoyados, algo que no han tenido y que se ha ido haciendo tan patente como para que su decisión normalmente sea firme, a pesar de las promesas de cambio de la otra persona.
Cuando se plantean las situaciones así (que es un tipo de ruptura distinta a las discusiones diarias, infidelidades o problemas derivados de adicciones, etc), las rupturas por distanciamiento y desgaste, pueden llevar a situaciones en las que la persona abandonada actúa con muy poca madurez.
Suele adoptar la posición de víctima, rogar a su pareja, intentar de repente hacer todo aquello que se le demandaba durante años, pero ya no hay solución.
En estos casos suelen caer en situaciones de depresión y de ansiedad: tienen miedo al futuro, a la vida en solitario, a “quedarse solos” (qué egoísta es este sentimiento).
Es difícil que puedan hacer una labor de introspección que les lleve a comprender que el “fuera de servicio” llega por muchas cosas en las que su responsabiidad es un factor importante.
Pero es absolutamente necesario que recapaciten, seguir hacia adelante como víctimas inocentes les hará caer en los mismos errores y en las mismas tragedias.
El “no voy a poder”, “no soy capaz de afrontar esta situación”, “qué va a ser de mi a partir de ahora”, son quejas habituales.
Enseñarle a la persona a darse autoinstrucciones positivas, a buscar solución a los problemas prácticos que se le plantean es necesario para que poco a poco pueda ir recuperando la autoestima.
También es habitual que busquen el consuelo en sus allegados, algo que en principio es muy positivo, pero esa forma de ser, un tango egoísta hace que en realidad sólo quieran ser escuchados, no aconsejados.
Y ser escuchados como un taladro, sin reparar en que entre la escucha y la comprensión de un amigo o familiar y convertirte en el/la enfermera de la persona abandonada va un mundo, puede llegar a producir rechazo en los allegados que se sienten saturados.
El “no puedo” es un claro “ni lo voy a intentar”, y la persona lo primero que tiene que tener en cuenta es que no está ante una situación hipotética, está ante una realidad en la que no cabe el “me enfado y no respiro”.
Hay que tomar decisiones, aprender a salir lloradito/a de casa, analizar los problemas con los que nos encontramos, hacer cambios en la forma de vida, pedir ayuda si es necesaria para ir dando forma a una nueva trayectoria personal que nos haga crecer como personas, como seres humanos capaces de vencer las adversidades y superar el dolor.
El histerismo en estas situaciones agrava el problema. Cuando una persona entra en pánico y lo ve todo como insuperable, cada vez se encuentra más desesperada y ansiosa, es incapaz de tomar decisiones, duda de todo, pensar en mover un dedo ya le supone una hazaña épica.
Necesita recuperar la calma, y entender que, efectivamente está pasando por una situación muy desgraciada, pero mantener la calma, pensar en soluciones poco a poco, aceptar el mal momento con la confianza en un futuro mejor, le hará más llevadero el momento.
Especialmente importante es este tipo de rupturas cuando hay hijos. Involucrarles, hacerles ver nuestro malestar, nuestro miedo, llorar por las esquinas, puede tener consecuencias desastrosas.
Los chicos pueden sentir miedo del futuro al darse cuenta que uno de sus progenitores “no pilota” en absoluto, pueden perder el respeto o sentir desprecio hacia la actitud que toman.
Es lógico que sepan que el núcleo familiar está pasando por una situación dolorosa, que a ellos mismos les atañe, pero añadirles dolor por la impotencia de ver el sufrimiento extremo de uno de sus progenitores no hace bien a nadie.
Si alguien cercano a ti sufre una desgracia, le animas, le intentas insuflar fuerzas, le haces sentir capaz de superar la situación.
Eso mismo tienes que hacer contigo: darte autoinstrucciones positivas, planificar formas de pasar el trago (que no es eterno) de la mejor manera posible.
No caer en catastrofismos sobre una vida solitaria (siempre me acuerdo de la pobre señora que los cangrejos le comían las ropas en el Muelle de San Blas).
Es normal el dolor, es normal la decepción, y el miedo, pero el miedo no puede paralizarte: analiza, pide ayuda, haz un plan para resurgir, céntrate en los pequeños avances, date pequeños caprichos, SIÉNTETE ORGULLOSO/A DE TI.
La histeria nubla la razón, impide pensar, conduce al pánico, pero recuerda: estamos hablando de algo que ya está pasando, no es momento de perder el norte, es momento de centrarse, sufrir, tirar y esperar a un futuro que va a ser tuyo y va a ser bueno.
MECANISMOS IMPLICADOS EN LA ADICCIÓN A INTERNET
Las aplicaciones que más poder adictivo tienen son las que permiten al usuario interaccionar con otros, como los chats.
Al parecer, si hay algo que diferencia a los usuarios dependientes de los que no lo son es el tipo de aplicaciones que utilizan.
Los usuarios no dependientes usan Internet para encontrar información y mantener relaciones preexistentes, mientras que los dependientes la usan para socializarse y conocer nueva gente, para implicarse en un grupo.
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Existen diferentes problemas que impiden la correcta percepción de las emociones. Conocer el problema puede ayudar a la persona a buscar formas de interpretar emociones propias y ajenas.
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Existen diferentes tipos de ansiedades causadas por la sexualidad, en ocasiones por aprendizaje erróneo, falta de información o problemas de baja autoestima.
Las ansiedades sexuales pueden llegar a arruinar la vida sexual de una persona, y muchas veces mediante una información adecuada, puede reestablecerse una sexualidad plena y satisfactoria.
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En ocasiones la persona que tiene quejas somáticas recibe la expresión de afecto que inconscientemente necesita
La ganancia secundaria de los enfermos supone la expresión de quejas somáticas para mantener la atención de sus allegados sobre su persona. No es un comportamiento a propósito, lo hacen como forma de sentirse acompañados
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Todos sabemos qué significa "hacer de la necesidad virtud". En psicología se denomina reducción de la disonancia cognitiva.
Este proceso psicológico, por el que existe una situación o una actitud que no compartimos, terminamos por aceptarla y ver su parte positiva, supone un acercamiento entre "lo ideal y lo real", que puede ser muy positivo en algunas ocasiones y otras en cambio producir efectos negativos en la salud mental de la persona.
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El “síndrome de la soledad” puede provocar una bajada de autoestima, considerando que el resto de las personas tienen más valía o han sido capaces de conseguir una pareja, mientras la persona se encuentra sola. A estas personas hay que ayudarles mediante una terapia de incremento de autoestima a percibir la realidad sin angustia, como una parte de la vida, no como lo que va a ser su vida.
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La relación con una persona tóxica puede generar problemas psicológicos en las personas cercanas, sin que lleguen a relacionarlo directamente.
En muchas ocasiones presentan problemas de ansiedad, depresión, sentimientos de culpa y baja autoestima sin poder analizar la causa concreta: se ahonda un poco y en muchas ocasiones aparece una persona que está generando muchos problemas al paciente.
Leer másRUPTURA DE PAREJA: UTILIZAR EL ATAQUE ANTE LA EVIDENCIA
Las rupturas de pareja vienen precedidas de unas situaciones que lo propician. A veces la persona responsable de ello utiliza para la ruptura la técnica de “No hay mejor defensa que un buen ataque”, intentando victimizarse y culpabilizar a la otra persona.
Una crisis de pareja suele desembocar en una crisis personal donde nos cuestionamos nuestros propios actos, conductas y emociones desde un filtro de culpa y sentimientos negativos hacia nosotros mismos.
La propia crisis supone que tu pareja te está cuestionando y existe un mecanismo completamente normal que se despliega en estos momentos: LA JUSTIFICACIÓN.
En ocasiones nuestra pareja se aleja y nos damos cuenta, intentamos hablar, razonar, buscar soluciones y normalmente cuando le planteamos el hecho de habernos dado cuenta de que algo va mal en la relación.
La otra persona reaccionará atacando: es más sencillo culpar a la otra persona, hacerse la víctima de la situación que reconocer que existe un enfriamiento, del que lógicamente es consciente.
Esto supone una sensación de inseguridad en la persona: no dispone de datos para saber QUÉ es lo que va mal, solo sabe que va mal, y si le reprochan determinadas actitudes, probablemente crea que son ciertas, o al menos, le entrará una duda razonable.
Cuando esta situación no se produce en una crisis, sino en una situación de ruptura (pongamos una infidelidad), la persona que se ha alejado no reconocerá normalmente la situación, tenderá a culpabilizar a la otra parte, esgrimiendo razones como que es una persona distante, que no le hace caso, que ya no es su prioridad la pareja, que se ha descuidado, que le hace sentir solo (me refiero a persona, no a que sea hombre o mujer).
El momento de crisis o ruptura inesperada supone un tsunami emocional, nos hace perder pie, nos sentimos desorientados y cualquier cosa que nos digan nos la podemos creer mucho más fácilmente.
Con un poco de suerte, si la ruptura se produce, y pasado un tiempo prudencial, la persona última en enterarse de que aquello iba mal, podrá reflexionar sobre lo que ocurrió y hacer un balance sobre lo ocurrido.
Tal vez la acusación de "tú cada vez eras más pasivo" obedece a un proceso en el que la persona aceptó un periodo previo en el que su pareja (supuesta víctima), estaba malhumorada, cansada y más pendiente del móvil que de mantener una conversación.
Tal vez la acusación de "apenas teníamos relaciones sexuales" se debiera a esa alarma interna que nos dice que algo va mal en la relación porque las cosas no son como antes, porque la relación sexual está más carente de caricias y se restringe a un acto puramente fisiológico que nos deja vacíos....
En otras ocasiones la ruptura no deja claros los motivos y la persona sufre tremendamente al no saber las causas reales, y se cree lo que le dijeron cuando perdía pie, produciendo una bajada de autoestima y una más que predecible inseguridad en las relaciones futuras.
No te creas todo lo que te dicen, especialmente en momentos de crisis o de ruptura. Los motivos que te dan pueden no ser totalmente ciertos, pero cuando alguien carece de motivos, se los puede inventar.
Cuidado con los "busqué lo que no me dabas". Si no se lo dabas es porque igual no se lo merecía.
Cuidado con "la relación se enfrió". Si confiabas en esa persona, tal vez notabas ese enfriamiento, y sí, eres responsable de no haberlo hablado en su momento, o tal vez lo intentaste hablar y te dijeron que eran imaginaciones tuyas.
Tal vez sólo asististe con preocupación a un enfriamiento que iba helando tu propia sangre, pero con el que no pudiste luchar.
Cuidado con "todo era más importante que yo", especialmente si la otra persona dejó de cuidar la relación o no te ayudaba a sacar adelante el hogar, dejando que te consumieras remando en soledad para sacar adelante a tu familia.
Cuidado con el "siempre estabas de malhumor". Igual era cierto. Muchas veces nos amargamos y estamos enfadados con el mundo, y, curiosamente, es más probable que ocurra cuando nuestra vida no nos satisface, cuando nuestra propia pareja, esa que ahora se hace la víctima, fue más una piedra en el camino que un compañero de viaje.
Revisa los motivos, analiza lo que ocurrió, pero hazlo desde tu propia perspectiva, intentando mantener la objetividad.
Tú sabes lo que pasó, no te creas que pasó lo que la otra persona te cuenta, especialmente si esa persona no se portó bien contigo. Si no fue noble en la relación, menos lo iba a ser en la ruptura.
El tiempo y un repaso objetivo te ayudarán a recuperar la confianza en ti. Jamás le concedas demasiado crédito a lo que te dice alguien cuando se intenta justificar. Recuerda que entre los humanos funciona mucho el "NO HAY MEJOR DEFENSA QUE UN BUEN ATAQUE"
SEXOLOGÍA: MITOS SEXUALES EN LOS HOMBRES
Existen muchos mitos sobre la sexualidad que pueden interferir negativamente en la satisfacción sexual
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En el caso de la adicción a Internet también se han señalado alguna consecuencia, sobre todo las derivadas de la privación de sueño por la inhabilidad del adicto a cortar la conexión, permaneciendo despierto hasta altas horas de la madrugada, lo cual podría dar lugar a fatiga, debilitación del sistema inmunitario y un deterioro de la salud.
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La adicción al sexo puede arruinar la vida de una persona
QUÉ ES LA ADICCIÓN AL SEXO
Son fantasías sexuales excitantes, impulsos o actividades que constituyen aspectos socialmente sancionables dado que por su frecuencia e intensidad impiden o interfieren con la capacidad de emprender una actividad sexual con implicación afectiva recíproca.
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La resiliencia es la capacidad de hacer frente a las adversidades
Resiliencia es la capacidad de una persona para adaptarse a las situaciones adversas con un afrontamiento activo y una mentalidad positiva y luchadora.
Es una herramienta vital muy potente (como el turbo de enfrentarse a los problemas) y entronca directamente con el autoconcepto de la persona, su consideración de ser capaz de afrontar problemas y dificultades de la vida diaria, sin hundirse, sin esconder la cabeza como un avestruz, confiando en su fuerza vital para superar o aceptar las situaciones.
Leer másRUPTURA DE PAREJA: LA PÉRDIDA COMO ENFERMEDAD OBSESIVA
La obsesión ante la pérdida de una relación es una experiencia devastadora para el ser humano.
Es un estado de incapacidad de ser racional en lo que se piensa, se siente y lo que se ha vivido, que la persona, a pesar de comprender lo ilógico de sus sentimientos, no puede dejar de vivir pensando en la persona, anhelándola, buscando formas de solución y en muchos casos dedicando muchísimo tiempo a "perseguirla" y "espiarla".
Las personas relatan la focalizan absoluta de toda su vida y pensamientos en esa persona.
Son capaces de recordar las situaciones que les han llevado a la situación de ruptura, si ha habido infidelidades están dispuestos a olvidarlas (algo que lo piensan pero que en realidad, si recuperaran a la persona, sería el principal punto de inicio del nuevo proceso de ruptura).
Normalmente estas personas se encuentran aisladas de su entorno, que comienzan siendo comprensivos con su situación y acaban por exponerle la cruda realidad de lo enfermizo de la situación.
Cuando una pérdida sentimental se convierte en obsesión tiene que ser objeto de ayuda psicológica intensa, y en los momentos iniciales muy complicada por las propias barreras que pone la persona que se resiste a pensar en iniciar una vida en la que la persona perdida sea el núcleo de sus sentimientos y acciones.
La primera decisión terapéutica para conseguir superar esta situación es: CONTACTO CERO.
El tratamiento pasa lógicamente por una búsqueda de actividades que puedan desconectar a la persona de ese pensamiento obsesivo, al principio no lo consiguen, y se requerirá paciencia y constancia para que vayan viendo como "poco a poco" ese cien por cien de tiempo dedicado a pensar, vigilar y hablar sobre la persona perdida se va reduciendo.
Las amistades tienen un papel fundamental de apoyo para la persona, y deben evitar, activamente, hablar sobre este problema: la escucha empática, tan sanadora en los momentos iniciales, se puede volver una forma de retroalimentación para la persona respecto a sus pensamientos obsesivos.
Actividad, ocio alternativo, deporte si es posible y una terapia psicológica que ayude a la persona a que comprenda la realidad de la situación de pérdida son las formas adecuadas de tratamiento del problema.
Entendiendo siempre que el psicólogo no va a convencer en absoluto a la persona de lo inadecuado de sus pensamientos o de las pocas posibilidades que tiene de recuperar una relación cuando está definitivamente acabada.
La tarea del psicólogo en estos casos es la reestructuración cognitiva del propio paciente que es quien debe ir modificando sus pensamientos, buscando vías alternativas y siendo él mismo capaz de comprender que la obsesión por una persona deseada cuando es inaccesible.
La obsesión sólo produce sufrimiento, hace que no seamos conscientes de la realidad que nos llevó a esta situación, idealizando los buenos momentos y olvidando el dolor anterior y siendo incapaces de comprender que somos nosotros mismos los que trazamos nuestro futuro, los que tenemos la capacidad de superar las situaciones dolorosas (recordando lo bueno y lo malo) y haciendo un pronóstico real de "a qué nos llevaría esa situación si volviéramos a recuperar lo perdido".
Difícil, muy difícil, es una situación tremendamente dolorosa para el paciente. Pero como parte positiva, la superación de la obsesión genera un sentimiento de fuerza interior en el individuo, un incremento de la autoestima y una nueva ilusión por vivir que de poder experimentarla, sólo por unos segundos al inicio del proceso, les "daría alas" en su proceso de curación.
DISFRUTA DEL PRESENTE
Hoy, ahora. Este es tu momento
Hay personas focalizadas en sus metas de una forma inamovible. La meta lo es todo, viven para ello y como suele suceder en estos casos, mirar a lo lejos nos impide disfrutar del paisaje.
Alcanzar una meta es indudablemente una enorme satisfacción, pero alimentamos tanto el sueño final que a veces nos perdemos las cosas que ocurren en el camino, y cuando al fin conseguimos nuestro objetivo podemos pensar: ¿y ahora qué?
Leer másLO PEOR DE UNA RUPTURA: NO CONOCER LA CAUSA
La ruptura de una pareja requiere la comprensión de todo aquello que llevó al distanciamiento para poder dar respuesta a los “por qués” y en cierta manera poder mejorar aquellas partes en las que hemos podido ser responsables de la ruptura.
Sacamos de esta ecuación las rupturas más que cantadas, donde existe un largo período de desgaste, rencor, frialdad y es la solución a una convivencia imposible.
En estos casos las dos partes conocen perfectamente qué les ha llevado a la ruptura y emprender la recomposición personal resulta mucho más sencillo (la mayoría de las veces la persona sufre una liberación personal y sensación de paz).
Lo peligroso son las parejas perfectas. A veces acuden pacientes que te cuentan cómo era su relación y todo parece correcto, siempre de acuerdo, realizando actividades, sin discusiones, buen reparto de tareas.
Y de repente uno de ellos deja la relación, sin explicaciones, con un manido “ya no estoy enamorado/a”, “se acabó el amor”.
Evidentemente la persona abandonada se queda destrozada, primero porque no se lo esperaba, pero ya en soledad, empieza un absoluto caos mental donde las obsesiones se apoderan de las personas.
Buscan el por qué, revisan la relación, buscan sus fallos, errores, se culpan (aunque no saben muy bien de qué), y por su puesto, su autoestima baja muchos enteros, no es lo mismo que te dejen porque eres insoportable, porque eres un maniático del orden o porque tienes menos vida sexual que el ficus del salón a que dejen porque sí, que decidan tirar al cubo de desperdicios todo el amor, ilusión, proyectos que unían a la pareja.
La persona comienza a desmenuzarse buscando sus errores (nada mejor que buscar para encontrar), a sentirse “no suficientemente buena”, a tener miedo de nuevos fracasos porque desconoce realmente dónde está ese fallo que la ha sacado de la vida de su pareja sin tan siquiera merecerse una explicación del por qué.
Este tipo de rupturas son las más complicadas a nivel emocional para la persona, uniendo el dolor de la pérdida a la culpa por algo inespecífico, haciendo que se sienta insegura e imperfecta.
La obsesión marca esta etapa, que suele ser muy larga, como un bucle sin fin, que no permite a la persona centrarse en la nueva situación con objetividad, poniendo a su pareja en el lugar que le corresponde en su nueva vida, y analizando que tal vez un cierto relax en la convivencia, un no regar la planta por ambas partes haya podido dar al traste con la relación.
Son pocas las veces que la persona que deja da respuestas inespecíficas por no hacer daño a la otra persona (entre otras cosas porque el daño ya lo está haciendo).
Normalmente las evasivas y las explicaciones ambiguas esconden la necesidad de protección por parte del que toma el paso: si no dices por qué rompes la relación, probablemente sea porque el motivo no te deja en muy buen lugar.
En estos casos en que amenaza un duelo patológico, es necesario actuar. Desmontar los pensamientos irracionales de culpa, buscar causas por las que la otra persona no ha querido dar la cara (si piensas en otra persona, acertarás casi siempre, si te dice que se están conociendo, ni te imaginas lo conocidos que se tienen).
Nadie deja a otro por nada, y tu no te conviertes del amor de su vida a alguien prescindible porque ha amanecido con viento sur y una humedad relativa del 16%.
Cuando alguien te deja “sin más”, lo primero que debes pensar es con qué tipo de desconocido/a convivías. ¿Tu culpa?….¿se puede ser culpable de confiar en tu pareja?
Tal vez tu responsabilidad por no haber estado más pendiente de la relación pero si no estuviste más pendiente alomejor es porque no existía una motivación, porque no encontrabas un feedback en la otra persona, y lo que era pasión se tornó cariño, y la antes pareja amorosa era ahora un extraño cruce entre pareja y compañeros de piso.
Comienza con la introspección, con analizar la situación no desde el plano personal de la culpa, sé realista sobre cómo se desarrollaba el día a día, si algo se iba perdiendo, si la comunicación era menor o de peor calidad, si iban cambiando los objetivos personales, si había menos risas, menos sorpresas, menos conversaciones sobre proyectos futuros.
Tal vez no tuviste nada que ver en lo que ocurrió. Tu bolso favorito durante tres meses pasa al fondo del armario sin tener culpa (los bolsos no suelen ser culpables de casi nada), sin embargo, algo hace que les dejemos de prestar atención.
De repente descubrimos que es demasiado grande, encontramos otro más bonito o más cómodo… algo pasa, algo le pasó a esa persona a la que tanto estás llorando por dejarte, pero en el fondo, si lo hizo de esa manera abrupta y sin explicaciones, ponle el puente de plata para que se vaya bien lejos, porque te ha demostrado que no está ni en primero de amor, está en posgrado de egoísmo y eso sale una vez y muchas veces.
Haz la tarea de reconciliarte contigo misma. Guarda tus buenos recuerdos y tira los malos: pesan e incomodan, redecora tu vida con paciencia, con cariño, sabiendo que vas a pasar una etapa que es como subir una montaña: por delante tienes una subida llena de sufrimiento, después de la cima vendrá la bajada, que tal vez consideres el fin,pero no, la bajada tiene el peligro de la aceleración.
Tómate tu tiempo para cubrir toda la etapa, luego vendra la llanura con sus momentos amables, con tu camino lleno de entradas y salidas de senderos por donde llegarán acompañantes para tramos del camino, a veces tramos cortos, otros tramos largos, tal vez infinitos.
Mira al frente. Si miras hacia atrás te puedes caer. MIra lejos, más allá de la montaña. Esto que te ha pasado lo vas a superar. Trabaja la obsesión y deja de buscar el por qué.
Te dejó PORQUE ES IMBÉCIL, como explicación más sencilla. Y tú no estás para perder el tiempo con gente cobarde, para no poder volver a confiar.
Empieza tu camino, en este mismo instante. El secreto es que la montaña cuesta menos subirla según vas pasando etapas del camino.
LA FRECUENTE ADICCIÓN A LOS ANSIOLÍTICOS
Las benzodiacepinas son fármacos de gran eficacia para el tratamiento de la ansiedad. También se utiliza para facilitar el sueño, son utilizados como relajantes musculares y anticonvulsionantes en el tratamiento de la epilepsia. Su consumo a largo plazo puede causar dependencia.
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