Descripción de los problemas más comunes que puede tener una persona con baja autoestima en sus relaciones de pareja
Leer másBAJA AUTOESTIMA Y RELACIONES DE PAREJA
tener baja autoestima puede hacerte infeliz en la pareja
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tener baja autoestima puede hacerte infeliz en la pareja
Descripción de los problemas más comunes que puede tener una persona con baja autoestima en sus relaciones de pareja
Leer másLa separación conyugal está considerada como un proceso estresante que afecta a diversas áreas de la vida de un sujeto, como la familiar, la emocional, la económica, la social, la laboral y la legal.
La separación supone también la pérdida de la principal fuente de refuerzo y de apoyo social, además genera inestabilidad, inseguridad, desprotección y nerviosismo en todos los miembros de la familia.
Esta situación implica, de forma directa la reorganización y reestructuración de la vida de los cónyuges y de los hijos, pero afecta también de forma indirecta a la familia en su globalidad.
La separación se produce en varias fases o etapas, en cada una de ellas se dan diferentes acontecimientos y cada fase conlleva la expresión de diversos sentimientos.
Las consecuencias psicológicas de la ruptura conyugal, se manifiestan tanto en los adultos como en los hijos.
En los cónyuges aparecen la depresión expresada por tristeza, soledad, desilusión, llanto y falta de motivación, y la ansiedad cuyos síntomas son la irritabilidad, la rabia, el odio, la desconfianza y los miedos que conducen a la evitación de situaciones que recuerdan su vida anterior.
Además, están presentes los trastornos del sueño y la baja autoestima. También son frecuentes la falta de apoyo social, la confusión acerca de los roles sociales y sexuales, el incumplimiento del régimen de visitas y del pago de la pensión alimenticia.
En algunas ocasiones, la separación conduce a la penuria económica y al paro laboral.
La crisis de una separación se vive también de forma distinta, dependiendo de quien inicia o toma la decisión de separarse.
El que toma la decisión normalmente ha encontrado una alternativa mejor, o la separación le supone una liberación y un alivio, el que es dejado se siente fracasado y teme al futuro.
En ambos casos aparecen problemas ya que la separación supone una ruptura de expectativas y la necesidad de un replanteamiento vital.
A pesar de que el proceso de separación lleva sentimientos de rencor y frustración, y a veces se busca castigar al otro cónyuge a través de los acuerdos que se tomen, el replanteamiento de la situación como una cese de convivencia de forma amistosa, puede repercutir de forma muy positiva en el futuro personal de ambos cónyuges, especialmente si hay niños en el núcleo familiar.
Por ello, la mediación como un proceso de diálogo dirigido por un especialista, en el que ambas personas puedan expresar sus necesidades y temores de forma objetiva, puede producir acuerdos más satisfactorios a nivel económico y emocional.
Debe distinguirse entre el verdadero amor y la pasión, describiéndose el primero como maduro, duradero y sensible, frente a la pasión que se describe como infantil, caprichosa e irracional; de igual modo se diferencia del efímero amor romántico, siendo el amor verdadero más realista y duradero y más propio de las personas casadas que de las solteras.
Leer másUn niño que tiene como juguete preferido una tablet NO interactúa con otros niños: se vuelve muy individualista y carece de iniciativa a la hora de inventar juegos o proponer otras formas de jugar.
Dan al "on" y ya la maquinita va marcando el ritmo.
El desarrollo de la empatía se paraliza (lo de empatizar con una maquinita es algo así como complicado) y el aprendizaje de cuestiones tan sencillas como la asunción de responsabilidades se torna algo complicado cuando lo peor que puede pasarnos es que se encienda un "game over" en la pantalla.
Leer másHay veces en la vida que no nos permitimos sentir, expresar nuestras emociones. Las responsabilidades hacen que vivamos como autómatas, sin permitirnos el lujo de expresar las emociones propias de una emoción. Desgraciadamente, al final todo sale al exterior, tal vez tras años de haber enmascarado una depresión
Leer másHay personas que parece que se han enfadado con el mundo. Siempre se están quejando de todo y la misma expresión de su rostro refleja acritud. Son personas adustas.
Simple y duro: porque no se soportan a ellas mismas.
Hasta aquí creo que casi todos (menos "los rancios") lo tenemos muy claro. Que levante la mano el que no tengo algún conocido de esos que parece que habita en Mordor y siembran un clima de malestar con sus comentarios, sus actitudes o sus gestos.
No veo manos y sí cara de circunstancias. Los conocemos, los aceptamos con resignación, pero no llegamos a comprenderlos, porque ni ellos mismos se comprenden.
El problema de esa falta de satisfacción personal debe pasar el filtro de la introspección.
En ocasiones las personas se ponen metas muy elevadas o consideran que el "por ser vos quien sois" es suficiente para lograr todas sus metas, pero éstas son tan elevadas que no se dan cuenta que para llegar arriba hay que ir subiendo los peldaños, y algunos andan flojos.
Existe en muchos casos una BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN que ocasiona abandonos constantes en los proyectos, sensación de hastío y la consideración del mundo como un valle de lágrimas.
En otras ocasiones las personas se centran en lo que tienen los demás, y no hablo de pertenencias, hablo de algo más difícil de obtener porque no se compra con dinero: tienen ilusiones, y ellos no, lo que les supone una gran insatisfacción que vierten al exterior.
No se preguntan si "tal vez" deberían analizar que la ilusión es algo que nace de uno, que no puede copiarse ni imitarse, que el autoconocimiento puedo llevarnos a saber lo que nos gusta y lo que no, sin más, aunque con nuestros gustos entremos directamente en la categoría "perro verde" (perro verde es mejor que ser de los tristes).
Ver una persona ilusionada con su nueva moto de quinta mano, comprarnos una moto de 1.200 cc y pensar que a más cilindrada más ilusión y ver que no, que sólo tenemos una moto pero no nos mueve por dentro nos hace enfadarnos con el mundo.
Es éso, tan sencillo como eso. Las personas se enfadan con el mundo porque no consiguen la satisfacción personal que ven en otras personas con pequeñas o grandes cosas. Nada les llena, y se convierten en personas amargadas, tristes, en muchas ocasiones faltas de empatía o simplemente antipáticas o egoístas.
SÍ, POR SUPUESTO.
Es un trabajo terapéutico intenso, descentrar a la persona del concepto "mi ombligo es el centro del mundo" es complicado, porque en principio lo ven como un ataque personal.
Son personas con muy baja autoestima, probablemente un pasado con dificultades en el que no encontraron los apoyos suficientes y poca capacidad de análisis de su situación personal y de por qué no son capaces de sentir satisfacción.
Probablemente tengan un pobre autoconcepto y sean... pelín envidiosas de la felicidad ajena.
Enseñarles a disfrutar de las pequeñas cosas de su vida, que aprendan a valorarse y comprender que su actitud personal frente a las personas es también importante y suele producir un efecto boomerang: si soy amable son amables, si sonrío me sonríen, si alegro se alegran de verme.
Y sonreír a la vida, aunque toda la satisfacción que puedas encontrar en un momento dado sea...comprarte un body milk con tu olor favorito, por algo se empieza, es tu olor es tu body milk y es la satisfacción que te produce olerlo.
"Los tristes" son uno de los núcleos de tratamiento más difíciles que existen, por su resistencia al cambio.
Necesitan terapias combinadas de varios tratamientos y varios frentes que tratar, sin embargo, que aprendan a encontrar dentro de ellos la ilusión es reconfortante y una de las labores más apasionantes con las que nos encontramos.
Cuando un hombre con una actividad sexual satisfactoria sufre un "fracaso en la erección", aparece un terremoto de sensaciones y preocupaciones, tanto en él como en su pareja (aunque lo niegue).
La pérdida de erección se considera un "estigma" para la virilidad, y el hombre, al sufrir este problema de incapacidad de conseguir/mantener una erección, piensa que ha perdido su vigor sexual, que existe un problema.
Leer másHay personas muy sociales y otras completamente antisociales. Buscar el equilibrio entre el “fuera” y el “dentro” y poder elegir las situaciones sin que nos resultan adversas, sería lo indicado.
Leer másla sobreingesta compulsiva es un hambre emocional
La sobreingesta compulsiva se caracteriza por episodios repetidos de atracones que generan en el sujeto el sentimiento de no poder controlarlos voluntariamente.
Normalmente obedece a situaciones de ansiedad, por lo que es necesaria una terapia psicológica encaminada a reducir la situación emocional negativa a la vez que se dan pautas conductuales para la prevención del atracón. Se llama también “hambre emocional”
Leer másLa disimia es una depresión subcliínica mantenida en el tiempo.
La distimia es un estado de ánimo bajo, una depresión sub-clínica que se mantiene durante el tiempo. La persona considera que es su forma de ser, pero en ocasiones simplemente no han conseguido superar momentos de depresión.
Leer másNo se trata de prohibir, ser severos, exigentes, duros con nuestros hijos. Se trata de algo más sencillo: educar con cariño, escucharles, comprenderles pero a la vez conocerles realmente para poder aconsejarles cuando su conducta no es la adecuada.
Leer másSentir rencor es una de las peores formas de gestionar la vida. Impide a la persona disfrutar del presente, viviendo y reviviendo las afrentas del pasado.
Sin lugar a dudas, aún no siendo un trastorno psicológico, es uno de los motivos en los que mas claramente se requiere una terapia psicológica para conseguir que la persona supere la rabia y se desprenda de unas emociones negativas que pertenecen al pasado.
Leer másUna ruptura de pareja deja el alma devastada.
Aunque sea la mejor opción que pueda tener una persona para llegar a ser feliz, supone pasar un período de intenso dolor y desesperanza respecto al futuro.
Dentro de una pareja, la persona encuentra un refuerzo positivo en algunos aspectos fundamentales para el ser humano: sentirse acompañado (no estar solo en la vida), no percatarse de su propia soledad o aislamiento en caso de haber dejado de lado su vida anterior (ocio, amigos), sentir que camina junto a alguien.
La ruptura, aún siendo deseada o necesaria, produce un sentimiento de caos emocional en la persona: se encuentra perdida y experimenta dificultades para reorganizar su mundo personal (emocional y social).
El miedo atenaza, la desesperación por no saber cómo salir de esa situación y entonces aparece la idealización de la pareja perdida, omitiendo todos aquellos aspectos negativos y dolorosos de la relación.
Se empieza a pensar que tal vez se esté mejor acompañado que en soledad, y no se contempla la posibilidad de mejoría a largo plazo (ese corto plazo que nos lleva a todos por tan malos caminos).
El inicio de terapia con estas personas es difícil, tanto porque no son capaces de analizar el pasado con objetividad, como los pensamientos catastrofistas respecto al futuro. El "yo puedo" no suele ser parte de su vocabulario, y eso les dificulta, les lastra en su proceso de recuperación.
Utilicemos un símil (siempre vienen bien en terapia):
Imaginemos que teníamos un pequeño jardín: había flores y muchas hierbas malas. Era un jardín que no podíamos disfrutar porque las ortigas lastimaban nuestras piernas. A veces veíamos flores bonitas, pero en la mayoría de las ocasiones era un jardín al que no podíamos acceder.
Nadie quiere un jardín así. Tal vez sea necesario coger nuestra pequeña parcela y sanearla: es la ruptura.
Tras esa ruptura nos encontraremos con una parcela de tierra, en la que todavía hay alguna mala hierba (nuestros pensamientos torturadores, el anhelo de una relación, la desesperanza respecto al futuro).
Ya no hay ortigas, sólo malas hierbas, que tendremos que arrancar pacientemente hasta dejar la tierra sana.
Aún no es hermoso, no nos gusta nuestro jardín vacío de todo.
Empecemos la terapia entonces.
Sembremos.
Cuando se siembran semillas, el trabajo es arduo y no hay una recompensa inmediata. Trabajamos duramente sin recibir ningún fruto, ninguna flor, sólo la expectativa, la ilusión de que" algo hermoso brote.
Este es el núcleo de nuestra terapia: sembrar, trabajar de cara al futuro. Elegir y diseñar nuestro jardín, soñar con cómo será, sin saber exactamente cuándo lo veremos florecer.
Y poco a poco, ese jardín personal irá llenándose de todo aquello que hemos plantado. Pueden morir algunas plantas, puede que algún árbol no de buenos frutos, pero puede que algunas de las flores nos sorprendan con su belleza.
Sera nuestro jardiín, probablemente no perfecto, pero si nuestro, agradable de ver y de disfrutar. Un jardín que no daña, que no hiere, y del que podemos sentirnos orgullosos hasta del último de sus frutos.
Trabaja a largo plazo, siembra, sueña, aguanta el tirón de los malos momentos y no te quedes en el pasado o en el presente doloroso.
Si te hicieron daño, recuerda a Scarlatta O'Hara, y en tu campo sin fruto, levanta un puñado de tierra hacia el cielo y grita: "A Dios pongo por testigo que luchare para labrar mi propia felicidad"
La ruptura de pareja enseña a poner límites a futuras relaciones
En primavera se incrementa la secreción de determinadas hormonas que inducen a sensación de bienestar, optimismo y energía. Es un buen momento para incrementar las relaciones sexuales, sociales y el deporte
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Leer másLa eyaculación retardada puede ser tratada psicológicamente
La eyaculación retardada es la incapacidad masculina de conseguir el orgasmo dentro de la vagina de una mujer a pesar de una estimulación sexual adecuada en tiempo e intensidad.
Puede ser Primaria, si nunca se ha conseguido la eyaculación intravaginal, y Secundaria, si aparece tras episodios de coitos normales
Leer másLa evidencia de padecer diabetes, en la mayoría de los casos, y en especial para la diabetes tipo 1, se presenta repentinamente. En muchos casos el diagnóstico produce perplejidad en la familia.
FASES DE ADAPTACIÓN A LA DIABETES
Es evidente que el debut de la diabetes en el niño o adolescente supone un cambio de rutinas, así como la necesidad de una vigilancia constante.
El diagnóstico de cualquier enfermedad crónica produce un impacto en las personas al saber que se trata de una enfermedad incurable, que durará toda la vida y la necesidad de ajustar el estilo de vida que impone esta enfermedad.
El proceso psicológico de adaptación a esta realidad pasa por una serie de etapas:
Negación de la enfermedad: pensando que se han equivocado en el diagnóstico
Rebeldía o ira: sentimientos de injusticia por la situación, búsqueda de culpables (familiares con esa enfermedad, que le hayan dado al niño demasiados dulces)
Negociación: la idea de que no van a ponerse insulina aunque tengan diabetes
Depresión: conciencia de la enfermedad.
Miedo a las repercusiones.
Sensación de cambios permanentes.
Miedo a las complicaciones.
Preocupación por los nuevos hábitos que debe aprender
Adaptación: aceptación del problema
La actitud que adopten los padres ante la enfermedad influirá directamente sobre el niño con diabetes. Expresar angustia por parte de los padres, con actitudes de sobreprotección suelen producir el rechazo y rebeldía por parte del niño.
En la diabetes, como en cualquier enfermedad crónica, es necesario realizar un reajuste psicológico para incorporar las necesidades de cuidados propias de la enfermedad a la persona, que se debe sentir igual que antes de tener la enfermedad, excepto por el hecho de tener que procurarse unos cuidados específicos.
En las fases de adaptación a la enfermedad puede ser muy beneficiosa la terapia psicológica, tanto en el niño como en sus padres, para poder realizar una correcta aceptación del problema.
EFECTO DEL DIAGNÓSTICO SOBRE EL NIÑO NIÑOS MENORES DE 4 AÑOS
El niño no entiende en qué consiste la diabetes ni lo que implica padecer una enfermedad crónica, pero puede percibir angustia en sus padres por "algo referente a él".
Lógicamente la responsabilidad del tratamiento recae en los padres. Hasta los 3 años el principal riesgo es una hipoglucemia severa, ya que hay dificultades para ajustar las dosis de insulina y el niño aún no es capaz de comunicarse.
Los problemas que puede tener el niño se producen en caso de que necesite ser hospitalizado: ansiedad por la separación de los padres y fobias derivadas de los procedimientos dolorosos empleados en el hospital.
Las sensaciones dolorosas (pinchazos) las interpretan como posibles castigos por su "mal comportamiento", por ello, algunos tratan de portarse especialmente bien a la salida del hospital para evitar volver.
Es necesario explicarles que su ingreso no tiene nada que ver con su comportamiento y que los pinchazos y restricciones alimentarias son consecuencia de la diabetes y en ningún caso de su conducta.
NIÑOS DE 4-6 AÑOS
El diagnóstico de la enfermedad provoca que el niño interprete que está ingresado en el hospital como un castigo por su comportamiento. Es importante que los padres permanezcan al lado del niño durante su hospitalización, que tenga junto a él algún juguete u objeto al que tenga aprecio.
Si el niño pregunta sobre si se va a curar, si podrá tomar chuches o si siempre tendrá que pincharse, hay que evitar mentirle, pero la información debe ser adecuada para su edad.
NIÑOS DE 7-9 AÑOS
A esta edad los niños que debutan con diabetes suelen estar más pendientes de las novedades que implica el tratamiento que de la diabetes en sí. A esta edad el niño se da cuenta perfectamente de lo que ocurre, por lo que habrá que evitar que el diagnóstico se tome como una tragedia para los padres
NIÑOS DE 9-12 AÑOS
En esta etapa de preadolescencia, es más difícil el control de la diabetes por los cambios hormonales que experimenta el niño. En esta época el niño comienza a dar mayor importancia a su entorno, y desea sentirse igual que los demás
ACTITUDES DE LOS PADRES ANTE EL DEBUT
Los padres transmiten su propio estado emocional, de esta forma, si el estado de ánimo de los padres se ve alterado con sentimientos de cólera, ansiedad, depresión, miedo, inseguridad, etc; influirá en el hijo que puede perder la seguridad afectiva.
Dado que el diagnóstico de la diabetes supone en cualquier familia la necesidad de hacer frente a una enfermedad crónica, es muy importante que su entorno familiar posibilite el autocuidado del diabético facilitando su autonomía y calidad de vida.
En numerosas ocasiones los padres viven el debut como una pérdida, pues piensan que las expectativas de futuro, esperanzas, sueños de su hijo quedan truncadas para siempre.
En otros casos los padres se sienten desbordados por las nuevas responsabilidades con relación a los cuidados, dando lugar a situaciones de conflicto bien, frente al niño o bien entre los propios cónyuges.
Miedo ante la posible amenaza de la muerte del niño por padecer diabetes. Posibilidad de ser ellos responsables de la enfermedad, por carga hereditaria o por haber hecho algo equivocado.
Cambio en el modo de considerar a su hijo: de un niño saludable a un paciente que padece una enfermedad incurable.
Abandono de las actividades y roles sociales habituales hasta ese momento en la familia en general, o los padres en particular a favor del cuidado del niño. Ansiedad ante el futuro del niño; si será capaz de cuidarse respecto a la enfermedad durante, en principio, toda su vida.
PAUTAS PARA LOS PADRES
La actitud de los padres es fundamental para favorecer el autocuidado de un niño con diabetes. Es importante que los padres transmitan a los hijos sentimientos de tranquilidad y seguridad, de que todo sigue igual y se le valora independientemente de tener diabetes.
Algunas pautas serían: Intentar que el estado emocional y conductas de los padres no repercutan sobre la dinámica familiar.
En este sentido, es importante que el resto de los hermanos no sientan que ahora ya no se les hace tanto caso como antes, dando lugar a algunos desequilibrios dentro de la familia (por ello en algunas ocasiones alguno de los hermanos transmite su deseo de tener diabetes).
Habría que tratar al niño con diabetes como a uno más dentro de la familia. Es necesario que los padres se desahoguen tras el impacto del diagnóstico que se permitan sentir y expresar todo tipo de emociones (tristeza, ansiedad, preocupación, ira).
Esto es bueno y ayuda a asimilar la nueva situación, pero por otro lado, es muy importante que el niño perciba normalidad y para ello se ha de evitar que el niño presencie este tipo de estados emocionales negativos.
De esta manera, se evitarán preocupaciones y culpabilidades innecesarias.
Apoyo social; es importante que la familia busque apoyo en médicos, educadores, psicólogos… que le puedan ayudar a resolver las dudas de cualquier tipo que les plantee la enfermedad, y por supuesto, una vez más, continuar con la vida tal y como era antes del diagnóstico.
No hay que dejarse abrumar por los conocimientos previos sobre la enfermedad, así como opiniones de personas, “amigos de cabecera”, “vecinos psicólogos”, rumores, etc. que realmente tienen un conocimiento muy limitado sobre la diabetes y que no se corresponde con la realidad.
Por eso es importante que cualquier tipo de duda sea consultada con el especialista. Favorecer la expresión de sentimientos del niño acerca de la enfermedad y ayudarle a buscar soluciones, lo que le permitirá en primer lugar liberarse de su angustia, y en segundo lugar, fomentar su independencia.
Continuar realizando las mismas actividades, trabajos, tareas y pasatiempos que realizaban antes del diagnóstico, para así normalizar la nueva situación y distraerse ante los pensamientos obsesivos que puedan surgir acerca de la enfermedad.
PROBLEMAS DE CONDUCTA QUE SE SUELEN PRODUCIR
Negarse a ser pinchado en determinados sitios
Repetición de lugares de inyección
Montar rabietas a la hora de ponerle la insulina
Desobediencia a la llamada de los padres para ponerle la insulina
Retrasarse a la hora de empezar a comer
Pedir comida repetidamente sin tener hipoglucemias
Negarse a comer determinados alimentos
No querer comer la cantidad que debe
Como primer paso, los padres tienen que observar cuál es exactamente el problema que presenta su hijo y qué es lo quieren cambiar: para ello, hay que observar qué es lo que ocurre antes, durante y después de que se de la conducta problema y ver con qué frecuencia ocurre.
Es aconsejable premiar todas aquellas conductas que sean alternativas y deseables a la conducta problema con refuerzos del tipo: besos, caricias, piropos, actividades agradables para el niño, etc.
Para que sea eficaz, el refuerzo siempre ha de ser inmediato. Por ejemplo; si el niño llora cada vez que la madre le va a poner la insulina (descartando que la causa no sea por dolor), quizá sea para llamar la atención de su madre, por lo que sería importante en ese punto, que la madre distrajera al niño (como contarle un cuento) y no prestar ninguna atención al lloriqueo, aunque sí prestarle toda la atención cuando el niño deje de llorar o cuando no llore al ponerle la insulina.
Otras son las situaciones en las que el niño actúa sin hacer caso cuando, por ejemplo, se le dice que siempre tiene que llevar terrones de azúcar en los bolsillos.
Sería importante que los padres le dejaran claro lo que esperan de él, sin regañarle, y que hicieran pactos con el hijo en los que todos se pusieran de acuerdo sobre lo que quieren, explicando lo que conseguirá por hacerlo.
Es aconsejable que los padres no sermoneen o no sometan a un exhaustivo interrogatorio al niño. · Sería conveniente informar al resto de la familia y personas del entorno del niño de lo que se quiere conseguir de él para que también ayuden al cambio.
Cuando una adolescente es consciente de que se ha quedado embarazada, puede sufrir secuelas psicológicas impactantes: pasa por situaciones de miedo a dar la noticia, vergüenza, sensación de aislamiento, bloqueo mental, incapacidad para tomar decisiones, etc.
Este primer momento de impacto psicológico, rápido y fulminante, suele pasar a un segundo plano ante la necesidad de tomar una decisión urgente respecto a la posibilidad de continuar con el embarazo o interrumpirlo.
Normalmente, tras dar la noticia a los padres, éstos toman un papel activo en el proceso de toma de decisión, lo que supone una liberación momentánea para la adolescente, que a veces recuerda esta etapa con una sensación de culpabilidad por no haber tomado una decisión propia.
Tras la interrupción del embarazo, en muchas familias se instaura el silencio y el olvido como forma de afrontamiento, a veces cambian las relaciones parentales respecto a la hija.
Dado que el proceso de maduración de la adolescente no está completo, los efectos del aborto aparecen al cabo de poco tiempo, con el Síndrome postaborto, que puede manifestarse con:
- sentimiento de culpa
- angustia
- ansiedad, ataques de pánico, agorafobia
- depresión
- baja autoestima, aislamiento
- insomnio, pesadillas
- diversos tipos de neurosis
- enfermedades somáticas
- recuerdos dolorosos y persistentes.
Por todo ello es necesario que tras la experiencia de un aborto en una adolescente se lleve a cabo desde un primer momento un abordaje de los trastornos que pueden ir apareciendo y que en ocasiones no parecen guardar relación.
Es necesario que asuma el dolor, supere el duelo, supere la sensación de vacío, no se instaure en fantasías respecto al "niño no nacido" y retome su vida con las menores secuelas psicológicas posibles.
En este abordaje psicológico es necesario que los padres se involucren y también acudan a terapia para comprender las diferentes reacciones emocionales de su hija, cómo pueden ayudarla y también para superar los sentimientos de rabia y frustración que pueden aparecer en ellos mismos.
La cirugía bariátrica es una intervención quirúrgica que pretende que los pacientes obesos a ella sometidos pierdan peso y no vuelvan a recuperarlo.
Las técnicas quirúrgicas combinan técnicas restrictivas y técnicas malabsortivas, para ello se realizan cortocircuitos gastrointestinales a fin de que los alimentos no recorran todo el intestino, o no se mezclen con los jugos digestivos, en especial en aquellas zonas donde las grasas son absorbidas.
Leer másUn aspecto a tener en cuenta en las dependencias relacionales, es que en muchas de ellas (las mediatizadas), uno de los sujetos es adicto al alcohol u otra sustancia, lo que provoca una relación especial entre esta persona y sus allegados.
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